James
O`Connor (1973, pág. 176): “el seguro social, no es, básicamente, un seguro
para los/as trabajadores/as, sino una especie de seguro para los/as
capitalistas y las grandes compañías”.
El pasado mes de noviembre
fallecía a los 87 años de edad James O`Connor, sociólogo y economista marxista,
profesor de la Universidad de California-Santa Cruz, conocido por sus
aportaciones en el ámbito de las finanzas públicas y de la crisis ecológica.
Anticipó en los años 70 del pasado siglo dos tendencias que hasta la actualidad
se vienen imponiendo con toda crudeza: el estado al servicio de las grandes
corporaciones y la crisis de la civilización occidental a partir de los límites
ecológicos del planeta.
Conocí a Jim O`Connor en un curso
de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia, en marzo de 1992. Disertó
sobre “Economía política de la ecología en el capitalismo moderno y el
movimiento internacional rojo-verde”. El curso llevaba por título “La
sociología frente a la crisis ecológica” y lo dirigía el profesor Ernest
García. Otros ponentes fueron Jesús Ibáñez, Josep Vicent Marqués y Joan
Martínez Alier.
La principal aportación intelectual
de O`Connor se conoce como la “segunda contradicción del capitalismo”: el
crecimiento económico socava la base de los recursos naturales, atenta contra
la vida humana en la Tierra y por ende, colapsa las propias condiciones de
producción capitalistas. Con esta línea editorial, O`Connor fundó en 1988 la
revista "Capitalism, Nature, Socialism: A Journal of Socialist Ecology” (“Capitalismo,
Naturaleza, Socialismo: Una revista de Ecología Socialista”).
Su libro más conocido es “La
crisis fiscal del estado” (1973). Oí hablar del mismo mientras estudiaba
economía, y hace unos años pude leerlo con sosiego. Conviene tener presente la
fecha de publicación de este libro, en el ocaso de las políticas keynesianas y
socialdemócratas, muy cerca del advenimiento del neoliberalismo con Reagan y
Thatcher, a punto de desencadenarse la primera crisis del petróleo.
Señalaba O`Connor que los
“avances” capitalistas en el ámbito de la agricultura, los recursos naturales,
la industria, la distribución comercial, las finanzas,…han empobrecido a
amplias capas de la población y regiones del planeta. Y que el Estado, para que
no se cuestione su función legitimadora, actúa mediante políticas sociales,
redistribuyendo rentas.
Igualmente, apuntaba que las
políticas sociales son el resultado del avance del capitalismo monopolista en
una doble vertiente:
- Son un mecanismo de
legitimación para compensar los desequilibrios de la acumulación capitalista
(desigualdades crecientes) en una sociedad de suma-cero.
- Intentan crear una sensación de
seguridad entre trabajadores/as, reforzando la disciplina.
Afirmaba que el sistema fiscal
desempeñaba dos funciones principales:
- Permite al capital monopolista
aumentar su renta y su riqueza, reforzando su posición dominante.
- Se apropia del capital de las
pequeñas empresas y de la clase trabajadora, con el fin de hacer frente a los
costes del capital social (capital físico, capital humano, gasto social).
O´Connor denominaba “crisis
fiscal del estado” a la tendencia del gasto gubernamental a aumentar más
rápidamente que los ingresos como consecuencia de las necesidades crecientes de
ciudadanos/as y grupos de presión económicos que producen mayores demandas
sobre el presupuesto estatal.
Y en la línea de las aportaciones
de John Kenneth Galbraith, afirmaba que los grupos de interés se han apropiado
de muchas parcelas del poder estatal mediante “múltiples relaciones estrechas
con el Gobierno”, controlando la mayor parte de los organismos reguladores de
ámbito federal, estatal y local, para garantizarse la mayor parte en el reparto
del botín.
Todo un visionario Jim O’Connor.
Ya son más de 40 años de
capitalismo de estado o corporativo. Mientras continúan los debates sobre otro
estado presto a disciplinar la quimera acumuladora y extractivista del gran
capital, no caemos en la cuenta de que la tarea es construir algo nuevo y
distinto al estado en cuanto a forma de organización comunitaria de las gentes.